antropóloga y periodista maya k’iche’
en la presentación del libro No regresar al Pasado por Editorial Piedrasanta en el museo del Holocausto en ciudad de Guatemala
20 de abril 2023
Buenas tardes a todas y todos los presentes
Celebró la presencia en este espacio de algunas de las señoras que cuyas vidas están plasmadas en este libro y son un ejemplo de fortaleza. Pasó ahora a agradecer al equipo de Editorial Piedrasanta que ha hecho lo posible que yo pueda estar esta tarde compartiendo y aprendiendo de María Adelaide Menting y de las vidas/voces las mujeres que este libro registra. En especial agradezco el esfuerzo y la gestión de la directora general de la editorial, Irene Piedrasanta.
He querido priorizar algunos puntos sobre este sendo trabajo que hoy se entrega aquí.
El primero es el título del libro: No regresar al Pasado. Es un nombre que nos consterna en este momento por el que recorre Guatemala. De hecho, apenas 4 años atrás hubiéramos considerado al país como un ejemplo de la justicia transicional ya que a través de casos paradigmáticos estaba demostrando al mundo que un país pequeño que ha vivido diversos extractivismos es capaz de buscar la justicia para las personas y comunidades que han sido golpeadas por acontecimientos o delitos cometidos contra ellos/ellas/comunidades; trabajar por la reparación que de alguna manera es limitada -desde mi perspectiva y experiencia- dado que ninguna medida reconstruye o repara lo destruido en vidas o las pérdidas humanas y comunitarias que en Guatemala se han vivido en las décadas finales del siglo pasado, y que finalmente estaba intentando sentar bases para la No repetición.
Precisamente, el título del libro, “No regresar al pasado”, encaja dentro de esa lucha profunda de NO repetición de ninguno de los crimines que las mujeres indígenas, mestizas, rurales que en su mayoría la guerra empobreció tuvieron que enfrentar y desafiar. Y que aquí se presentan en sus propios lenguajes. Sin embargo, los hechos cotidianos que ahora se viven en Guatemala y que están siendo planificadas desde múltiples instancias, incluido el propio sistema de justicia, nos está indicando todo lo contrario. De que, estamos, con estupor, siendo testigos/as oculares -como lo ha dicho Ricardo Falla- de cómo regresamos al pasado de manera jamás inesperada y de manera rápida, retorciendo el derecho y usando los cargos públicos, pero también los privados para instituir y solidificar la Guatemala que unos pocos necesitan para operar con impunidad y desigualdad. Y esto ocurre porque nos hemos confundido al creer que la rueda de la historia se mueve para superar las tragedias, las inequidades, pero también para cumplir lo pactado entre partes y sectores activos y negociadores, pero no para volver a puntos que creíamos superados, como retomar el Estado para volverlo nuevamente en una máquina de represión, usando sus aparatos represivos, pero también sus aparatos judiciales e ideológicos. Error en el que hemos caído los diferentes sectores, aquí no se escapa nadie, por eso, este título: “No regresar al Pasado” es más que un título, es quizá el grito, la voz y la demanda de 47 mujeres que en estas 676 páginas nos recuerdan los horrores a los que podemos retornar sí callamos y sí seguimos creyendo que no nos alcanzaran a nosotros a través de alguna de todas las instituciones del Estado. Al igual que como aquí lo dicen las señoras, cuando la guerra arrastró todo, no dejo nada, no dio tiempo de llevar lo esencial, porque la guerra no preparó a nadie, a ninguna mujer joven, adulta o anciana, fuera católica, carismática, protestante, atea, o de cualquier espiritualidad para huir y llevar consigo si quiera herramientas para sobrevivir en cualquiera de los caminos que las circunstancias les permitieron a ellas escapar.
Y hoy, estamos en esa mismo posición, la historia viva, actual, que está ahora desarrollándose frente nosotros y que estamos sintiendo en la piel y que está llegando a nuestras emociones mostrándonos la frustración, no está colocando en el mismo lugar del que las mujeres aquí nos retratan y que vivieron entre 1975 y 1984, y que, ellas con su sabiduría nos advierten que no importa cuánto hayamos vivido, leído, documentado, escuchado o aprendido del pasado reciente, porque todo lo avanzado -lo poco o mucho, siempre va a depender del lugar que lo veamos- puede estarse revirtiendo en contra de cada uno de las y los que estamos aquí o de los que están en los diferentes espacios territoriales.
Por eso, considero que este libro, no llega hoy por casualidad, de hecho, cuando trabajamos en “documentar acontecimientos sociales” y cruzamos las fuentes, allí aprendemos que no existen las casualidades, sino que cada acontecimiento es producto de hechos diversos, comunes o mixtos que convergen en un momento concreto, a veces antes o a veces después, para lograr los resultados que quienes los diseñaron buscaron alcanzar. Lo mismo ocurre hoy, cada pequeño suceso que estamos viviendo o leyendo está contribuyendo a conformar esos hechos mayores que buscan convertirse en acontecimientos históricos fundacionales para sectores concretos de este país, pero como la historia la construyen personas de manera individual y colectiva, entonces, allí está la esperanza o los rayos de esperanza, nada está pérdido y menos en estos tiempos en donde la información está al alcance de todos, la recolección y el análisis de la misma serán nuestras herramientas para evitar que violaciones como las que este libro nos presenta con profundo detalle, vuelvan a repetirse, no es un cliché, entonces, preguntarnos qué parte nos toca asumir frente a un escenario en donde estamos viviendo una imparable espiral de represión y pareciera que no queremos verla y preferimos voltear para ver a otro lado.
El segundo punto al que quiero referirme como aporte de este libro, es el que se refiere a las fuentes. Considero que este trabajo se convierte en un extenso material para las y los estudiosos de la historia del Siglo XX de Guatemala, dado que el trabajo plantea hechos de vida de 47 mujeres de 1924 a 1999 y aún para un público que va más allá de las ciencias sociales, y se amplía a personas en general que quieran leer en un lenguaje cotidiano las vivencias de mujeres étnicamente diversas que nos enseñan sobre sus vidas y sobre cómo momentos de crisis crean resistencias que se tornas emancipadoras.
En términos de fuentes podría decir que es una combinación de fuentes primarias y secundarias las que aquí María Adelaide nos presenta. Y es justamente en la cantidad de fuentes primarias, en forma de testimonio oral, donde yace la riqueza del trabajo. Fuentes primarias porque al leer este libro se encuentran una riqueza incalculable de datos históricos propios de vidas individuales, que hablan de formas comunitarias de subsistencia que son formales e informales, que fueron recogidas oralmente y que fueron transcritas con el lenguaje de las actoras, o sea, el libro está lleno de voces que no fueron filtradas. Ustedes al leerlas encontraran allí lo que ellas dijeron como un torrente de datos que serán útiles para otros estudios que busquen interpretar o evaluar ciertas etapas de la historia de las mujeres de las regiones lingüísticas del pueblo chortí, kaqchiquel, jacalteco, chortí, mam, kanjobal, q’eqchi’ y k’iche’, y también de mujeres ladinas. Aquí la autora deja en libertad a las múltiples vivencias para que ellas vayan soltando lo que nace de la propia experiencia, sentida, vivida, disfrutada, dolida o enfrentada.
Pero también podemos asumir este libro como un recurso catalogado en fuentes secundarias, dado que contiene miles de datos primarios que si bien no fueron interpretados si fueron organizados en temas que corresponden a etapas históricas que fueron trabajadas en 10 capítulos. Así la o el lector e investigador puede usar datos primarios, por ejemplo, de 1924 a 1965 para construir una fotografía de la autosostenibilidad que las mujeres habían creado en familia y que les permitía en medio de la carencia de recursos y de medios de vida poder cubrir los niveles de alimentación básicos, porque esas voces ya están clasificadas por ese tema y ese periodo de tiempo. De igual manera, alguien interesado en conocer ¿por qué los campamentos de refugiados guatemaltecos, que lograron huir de la represión del Estado, se mueven del Estado de Chiapas en México a los estados de Campeche y Quintana Roo? Para buscar respuestas puede recurrir a los capítulos 6 y 7 para analizar las voces de las mujeres y comprender esas decisiones del Estado mexicano y las anuencias de las y los refugiados. Mientras que alguien interesado en los cambios culturales que enfrentan las mujeres mayas y ladinas antes de 1960, durante el conflicto armado y luego de firmarse los acuerdos de paz, diríamos en 8 décadas del Siglo XX, tiene todo el libro para poder realizar un análisis minucioso del impacto de la represión, el genocidio, el desplazamiento y el reasentamiento de la vida cultural de los pueblos mayas de Guatemala, sin duda, queda la sensación que después de la violenta colonización española el siglo xx, es esta otra etapa clave, en términos poblacionales, la que modificó estructuralmente la vida colectiva de los pueblos, cuyos efectos aún se enfrentan y definen en la actualidad de las vidas de las mujeres indígenas de esas regiones.
De manera general, diría que este trabajo es un aporte necesario para reconstruir el tejido histórico de las mujeres del país, sobre todo en el momento actual donde se vive un proceso de incertidumbre respecto a actores del pasado que nuevamente resurgen buscando enterrar al país en los procesos de violencia, impunidad y silencio del pasado.
Ahora algunas preguntas que me gustaría plantearte como autora
PREGUNTAS
María, ¿Cómo llegas a Guatemala y que te hace acercarte a la vida de las mujeres cuyas voces aquí has plasmado?
¿Como lograste crear un proceso de confianza con ellas para que te relataran su vida?
Tú no quisiste interpretar las voces de las 47 señoras que te permitieron y te pidieron realizar este trabajo. ¿Por qué decides usar esta metodología?
¿Cómo interpretas tú el papel del testimonio?
Los mapas migratorios que están al final son un recurso valioso, y me pregunto cómo complementarlos con datos, con cifras que nos den el contexto de la cantidad más exacta sobre la población que migró internamente pero también internacionalmente. Con tu experiencia en los campos de refugiados y con la distancia en tiempo ¿crees que es posible obtener esos datos fiables?
Cuando uno lee la vida de las señoras encuentra que a pesar de la diversidad cultural, social o lingüística habían construido comunidades en donde la pobreza no es la misma pobreza que generó en ellas el genocidio y la persecución estatal. ¿Crees que la categoría de pobreza debe ser analizada con ojos históricos y diferenciados antes, durante y luego del conflicto armado?
¿Cuál o cuáles consideras tú que son los aportes de este trabajo a la bibliografía que existe sobre las mujeres mayas sobrevivientes del siglo xx?