Reseña de Jan Douwe van de Ploeg   

“No regresar al pasado” de María Adelaide Menting es un reflejo impresionante de la vida de mujeres campesinas Guatemaltecas, su emigración a las tierras vírgenes de Petén y de Ixcán, la represión del ejército, la subsecuente huida a México, la estancia de muchas años en los campamentos de refugiados, y al final, el retorno a Guatemala. El libro también contiene una retrospectiva en donde éstas mujeres tratan de indicar lo dura de esta vida y lo que les ha dejado a pesar de todo.

El libro se sitúa en la tradición de la ‘historia oral’: se basa en amplias, bien registradas y nítidamente elaboradas conversaciones con las mujeres, en donde se plantean las diferentes etapas de vida y también las relaciones sociales (relaciones de género, latifundismo, dictadura militar, la lucha de la guerrilla y migración internacional).

Es un libro voluminoso, sobre todo porque la autora cada vez ampliamente da la palabra a varias mujeres sobre diferentes aspectos de la vida, el calvario que comparten lleno de sufrimientos yendo a México y de regreso. Estos testigos directos dejan una impresión profunda y difícil de aceptar. Los múltiples episodios dolorosos son a veces como un bombardeo para el lector.

La autora introduce y conecta los diferentes fragmentos de las entrevistas con breves introducciones que indican el lugar, el tiempo y la secuencia de la historia.

El libro sobresale en diferentes aspectos;

  1. Atestigua los horrores, pero también la valentía y la desesperación de las personas que ocupan un lugar central en este período histórico.
  2. Ofrece un entendimiento agudo del mundo y el pensar de estas mujeres campesinas y sobre todo de la manera en que las relaciones de genero están presentes en todo esto.
  3. El libro demuestra a través de los testimonios de estas mujeres, el interés de alfabetización, organización, comunicación, entrenamiento, educación, colaboración y solidaridad, A pesar de todo estas mujeres se desarrollan. ‘Al final del libro’ nos encontramos con mujeres que han cambiado significativamente.
  4. Con ello el libro es un informe del verdadero ‘viaje’ hacia el progreso y la emancipación (un viaje que en sentido físico va por los campos y la selva a México y entonces de regreso a Guatemala).
  5. También es un documento doloroso pero indispensable que registra como ‘los condenados de la tierra’ se someten a la historia actual y cómo lo viven.
  6. Y al final ofrece una mirada fascinante y a veces aún poética en la vida y el pensar de pequeños campesinos, en la importancia que tiene la tierra, el control sobre ello, pero también en su propia cultura (indígena): “Aunque tenemos un ranchito chiquito, esa casita es mía y ya nadie me lo va a quitar. Es mía y de la tierra nadie me puede sacar.”

El libro también llama a preguntas: ¿Qué a pesar de todo les hizo seguir adelante. Tal vez su valentía, su temor, su ignorancia. Sus sueños. Su organización. O una mezcla de todo eso. Y lo miserable que la vida es a veces, también debe de conocer momentos de alegría. Y esperanza? Algo les dio a las mujeres la fuerza de seguir adelante.

Estas preguntas se quedan sin respuestas. Pero no hay que entenderlo como crítica. La fuerza y el interés del libro es cabal que surgen éstas y otras preguntas.

La edición del libro será sentido por los sobrevivientes y las generaciones actuales como un verdadero monumento